No sé... creo que cuando duele así, no sirve buscar consuelo en amigos, en Dios, en extraños, en palabras secas de fé, en insomnios dando vueltas a los "hubiera", en la cajetilla ya vacía de cigarros, tus pulmones vacíos de oxígeno, los labios secos, canciones espantosas de amor donde buscas que alguien refleje tu historia que por tanto creer única, es la más común de todas. En asomarte a la ventana esperando que el viento le lleve las palabras que se te atoraron en la garganta. En no dormir tantas horas seguidas... en ser martir. Ya no canonizan tan fácilmente.
El único consuelo está en la persona que extrañas. Esa que amas. Esa que está lejos y a la que, por cobardía disfrazada de dignidad, no pudiste decirle: sí, me atrevo.
Tampoco está en dejar estúpidas entradas en tu blog...