Salgo caminando

...con los pies descalzos a tu encuentro. Estás al final de esta solitaria y empapada calle. Las hojas de los árboles sudan ese rocío que eclipsa los cristales de los automóviles. Una brizna helada me cubre el rostro y los brazos desnudos. Mis lágrimas flotan en el ambiente y te alcanzan. Las saboreas y las devoras. Cada vez estás más lejos. Mis pies se pegan al pavimento y a cada segundo es más difícil moverlos. Te extiendo los brazos, sin embargo no te mueves hacia mi. Estás ahí, nada más, estático, sin expresión en tu rostro, viéndome. No sé que esperas
¡¿Qué esperas de mi?!
Este grito silencioso naufraga en los ecos de la noche. No hay luz, tan sólo la que despide tu rostro, que parece acariciado por algún ser extraterrenal. Mis suspiros se ahogan en la nada, vuelan en lo alto y se disipan en las tinieblas. Noche tras noche te persigo sin hallar tu voz. Mi corazón se agita queriendo tocarte. No respondes a mis gemidos. No me hablas. No respiras. Eres un sueño dentro de mi sueño de lo que fue. Una quimera en esta vida ficticia que corre por mis venas. Extiendo una vez más los brazos hasta alcanzarte. Tu piel quema cual fuego y te fundes en mi como escultura de cera. No eres tú, pero si eres tú te imploro que respires… Despierto recostada en la banqueta de esta calle húmeda. El aire entró a mis pulmones y tú desapareciste en la nada.

Doy la vuelta en la esquina esperando hallar un sueño tuyo para purificarme de nuevo…