28 de Abril...

El día de hoy mientras caminaba junto a la Catedral asándome por el calor, comiendo un delicioso sorbete, y mi mochila en mi hombro quemado, me senti mas sola que nunca. No es que este sola, es que me hicieron tragar la soledad a cucharadas de a litro.

No lo extraño. Es una horrible desolacion que me invade entrando por mis pies y anidandose en mi garganta, formando un nudo que me impide hablar. Porque me arrebataron la poca cordura que quedaba en mi y ahora en su lugar anida una tristeza tan inmensa que no cabe en mi cuerpo, sabe a sal cuando sale por mis poros.

Quise pedir un minuto para retomar mi respiracion pero tampoco me fue concedido y dentro de su egoísmo me arrancó la vida que sobraba a montones. Un beso con sabor a adios brotó de mis labios borrando la sonrisa de un futuro que me fue negado, por qué? no lo sé, no lo comprendo. Es injusto. Es doloroso. Es la muerte sobre mi.

Inhalé la soledad y la acepté dentro de mi como parte de mi presente. De nuevo. Es ahora lo que me atormenta en Mérida. Extraño todo y nada. Miro el cielo limpio, plagado de estrellas, la gente caminar junto a mi, un merolico hablando en medio de la plaza, un Jesucristo crucificado en medio de la iglesia esperando mis rezos. No puedo rezar. Quisiera hallar consuelo en sus lagrimas de sangre, en su mirada piadosa, en sus silencios, no lo logro. Tan sólo sale este texto lleno de un dolor tan profundo que llaga el papel donde antes escribia lo bien que estaba.

Pronto regresaré a la ciudad, mientras absorvo esta noche en mis ojos. No entiendo el amor. No entiendo la falta de valor. No entiendo este miedo, este pánico. No entiendo esta ansiedad. No entiendo nada.

Ni pretendo entender....

(Un fragmento de mi, recordando...)