Long, long time ago...

Pumas-Puebla. Yo sentada junto a Carlos, asándome cómo pollo rostizado. “¡Cervezas, cervezas!” Una rica, helada y carísima cerveza pero cómo si la hubiese metido al horno de microondas, se calienta enseguida. “¡Tacos, tacos!” mmmm. Mi estómago cruje, no digo nada. ¡Goooool de Pumas! Pensé que Carlos iba a llorar de la emoción. Me equivoqué. Un lesionado en la cancha. ¡Qué calor hace! Mis brazos me arden, se queman. Pleito de los integrantes de la rebel. La gente se levanta, el partido ha dejado de importar. “¡Uyy! ¡Qué madrazo!” Pienso que estamos muy cerca, que si se extienden los trancazos huiré. Mi mente divaga. Llegan los policías. Vi que se estaban haciendo patos mientras veían la bronca con cara de “yo no me meto” Hasta que llegaron más “¡No a la violencia! ¡No a la violencia!" Hubiera traído mi cámara. Me llama la atención una viejita que esta sentada más abajo. Playera de Pumas, gorra de Pumas, bufanda de Pumas. Hasta los calzones ha de traer de Pumas. Medio tiempo. Espectáculo con porristas. Miro de reojo a Carlos. Espero que no me salpique de baba. Ni las pela. Me ofrece más cerveza. No me he acabado aún la de hace rato. Inicia el juego. Es eterno. Trato de concentrar mi mente en el partido. Sé que puedo hacerlo. Si. Se pasan el balón, cambio del número 2 del Puebla. “¡Cómo no te voy a querer! Si mi corazón azul es mi piel dorada siempre te querré”. Tengo mucha tarea que hacer. Tarjeta amarilla. Tiro de esquina. Se me antoja un cigarro. Me doy por vencida. “¡COMO NO TE VOY A QUERER…!” Cielos. Miro el reloj. Faltan como 30 min. Es cómo si el tiempo se hubiera detenido y estuviera en otra dimensión. La viejita brinca como chapulín y le grita groserías al árbitro. Su nieto se ve apenado. Su nieto le agarra la nalga. (¿?) Me equivoqué de nuevo. “¡Chocolates, chicles, cigarros!” Me duele la cabeza. Saco la lengua como perro con sed. Me duele la espalda, se me duermen las piernas, mis brazos arden más, siento el cuerpo caliente. “Les rogamos que guarden compostura…” Chiflidos. Mentadas de madre. Porras y canciones que no conozco. Meditó en lo que hice el viernes. No me arrepiento. Sonrío. Un silbatazo. Termina el sufrimiento. Jajajaja claro. Salimos. La cartera de Carlos sufre. Compra pulseras y una playera de la rebel. Tengo sed, hambre, calor, agotamiento y aburrición. Veo a Carlos. Se ve feliz y me abraza. Con eso me doy por bien servida. Me gusta verlo feliz. ¿Qué más puedo decir? Supongo que: GOYA. ¡UNIVERSIDAD!