Lo confieso.

Ayer en la tarde contemplé un asesinato. De verdad. Y no hice nada para detenerlo.

En un callejón, junto a la puerta de emergencia de un conocido hotel, salió un hombre -que por cierto, tenía ganas de conocer más- metió unas maletas a un taxi y antes de que pudiera abrir la puerta de atrás, un par de tipos con aspecto de policías, comenzaron a gritarle. Él se ocultó detrás del automóvil, pero no fue suficiente. Uno de ellos sacó una pistola y le disparó. Vi como brotó la sangre, incluso me salpicó, me quedé helada. No lo merecía, fue lo único que pensé, no lo merecía.

No es lo mismo que lo cuente yo, a que lo cuente Straub, el autor de "La Cámara Oscura". Hace mucho que un libro no me estremecía así. Creo que soy adicta y aún no termino de leerlo... léanlo si pueden, de verdad. (Es la primera vez que pienso que un personaje podía haber dado mucho más, que no merecía morir y que quiero conocer más! Me dolió su muerte. Lo juro. Hasta el cigarro se me cayó de la boca)

Anoche, cerca de las doce, fui a ver "30 días de Noche" y salí extremadamente feliz. Es difícil que me guste una película de terror -porque he visto tantas y tantas malas, que encontrar una semibuena que no sólo te haga saltar está en chino- pero ésta cumplió su objetivo. Salí feliz porque me asusté. Al fin. Así que primero van y compran "La Cámara Oscura" y luego ya casi de madrugada, van al cine--- y me invitan a verla de nuevo jeje---

Muy feliz semana.