De "El Lado Oscuro del Espejo"

“Nos contactamos con la autora de “El lado oscuro del espejo”, a través de Sandra Becerril, a quien le publicamos el año pasado en la colección La Tanda y fue ella quine nos recomendó el trabajo de Angélica. La presentación de su libro se suma a una serie de presentaciones literarias que estamos realizando cada lunes en la Casona del Teatro, y forma parte de un proyecto donde queremos que los escritores michoacanos salgan a las Olimpiadas de la palabra. Pero para hacerlo así, primero hay un camino donde debemos ponernos en contacto con otros autores y escuchar otras voces, otras formas de pensar, dice Rodríguez Ávalos.
En este sentido, acota que “El lado oscuro del espejo”, “es un material de mucha calidad, que nos abre esos caminos del lenguaje. Muchas veces el problema del escritor es que está imitando; sin embargo, buscamos traer a Morelia autores que tienen su propio estilo y que lo mismo pueden hablarle, a través de la literatura, a la gente de aquí que al resto de personas del mundo. La literatura y la poesía debe ser así, debe pensarse universalmente porque entonces el lenguaje deja de ser doméstico para convertirse en universal”.

No se lo pierdan!!!!

Aclaración sugerida

Sugerida por mi buen amigo Mario...

Apenas hoy he tenido tiempo de conectarme un rato a la red y me topo con un comentario de Carlos Manuel Cruz Meza, acusándome de un supuesto plagio, es por eso que prefiero aclarar todo de una vez para que no quede duda alguna de lo que realmente está sucediendo:
1. Hace un año aprox. salió publicado, en la revista Argentina Axxon, un texto llamado Erzebeth con mi nombre como autor. El cuento no era mío, por lo que le escribí a Sergio Hartman, el editor, aclarando que yo no había enviado tal texto. Él respondió que una Sandra Becerril lo mandó y como yo ya había publicado antes en Axxon, supuso que era yo y por eso lo publicó sin dudas. Aclarado el punto de que no era yo la autora (en ese momento desconocía incluso el nombre de Carlos Cruz), me comentó que lo desaparecería de la página a la próxima edición y no pasó a mayores.

2. Unas semanas después, comienzo a recibir en éste blog, comentarios dolosos donde me dicen que mi mejor texto, es "Erzabeth". Fue cuando todos nos dimos cuenta que no sólo había sido un error de edición de Axxon o una equivocación, sino que alguien lo había enviado a la revista con la intención de que me acusaran de plagio y mermar mi reputación.

3. Hoy me encuentro con el comentario de éste autor en mi blog y en una serie de correos donde no sólo me acusan sin haber aclarado antes nada conmigo, sino también insultándome, diciendo cosas como: ignorante, estúpida, etc. Yo tengo los correos que comprueban lo que estoy diciendo, tanto del editor, como de éste autor que no tengo ni siquiera el gusto de conocer ni haber leído previamente.
3.1. Hay partes donde me acusan incluso, de decir que los premios que he ganado son ficticios. Eso se resuelve muy fácil si alguien tiene dudas: google.

4. Algunas páginas comienzan a utilizar palabras de escritores como Alberto Chimal, diciendo que él me acusa de plagio cuando no es así, él sólo sacó un artículo sobre el plagio. Es fácil usar los textos de otros a nuestro favor, pero yo no lo haré, no es necesario defenderme. No lo hago aquí, esto es sólo una aclaración.

Yo no estoy dispuesta a enredarme en una guerra de dimes y diretes. El trabajo de la gente habla por si solo. Hay personas dispuestas a hacer cualquier cosa por tener publicidad a costa de otros. Esa misma gente, incluso ha utilizado la imagen de mi hijo de un año para atacarme. Puedo presumir que me siento orgullosa de lo que a mi edad he logrado con mi trabajo y esfuerzo.

Siempre he estado aquí, nunca me he escondido ni me he ido.

Ahora: ustedes juzguen. Yo seguiré aquí como siempre escribiendo, porque eso es lo que sé hacer, lo que me apasiona y lo que amo. De este tema, no pienso hablar más, lo subí a este blog porque el que nada debe, nada teme.


Aquí ando para ustedes.

Saludos!

Martes Rojo (Fragmento)

Martes Rojo (II)
(fragmento de la nueva novela)

Un sonido lo despertó. Moscos. Se cubrió con las cobijas hasta la cabeza, pero el calor y el interminable zumbido, le hizo levantarse de un salto y temblando entre dormido y despierto, prendió la luz. Un estremecimiento le recorrió desde los pies cuando vio el foco: decenas de insectos volando alrededor, moscos, mariposas negras y palomillas, todas en un ansioso batir de alas, estrellándose en la pared, contra la pijama de Eduardo, escondiéndose entre sus libros viejos, debajo de la cama, precipitándose hacia la ventana cerrada. Con una ansiedad que no había conocido antes, se cubrió el rostro, abrió la ventana y comenzó a matar insectos con un zapato. Uno tras otro caían, se embarraron en el techo, en las sábanas, se derrumbaron sobre la cara de Eduardo. Al final, toda su habitación quedó tapizada. Todavía con la mano temblando, se colocó la misma ropa que había usado en el día y salió retrocediendo. Cuando respiró el aire fresco, comenzó a temblar de nuevo. Hubiera bajado mis cigarros. Maldito frío.


Eduardo sube a su auto, arranca y toma el periférico que a esta hora, está despejado. Maneja y maneja sin saber cuánto tiempo, sólo dejándose seducir por el camino, llega a la carretera. Erick lo turba. Él no vio el cadáver, pero imaginar sin vida a un ser tan lleno de ella, le molesta. Lo distrae un sonido ¿se habrá ponchado una llanta? Mira por el espejo retrovisor, no vienen automóviles atrás. Trata de orillarse hacia la derecha, vuelve a mirar. Casi se estrella contra la barra de contención cuando ve sentada a Frida en el asiento trasero. Ella, con una mirada vacía, ojos enteramente blancos mientras lo ve...:
Eduardo escucha un claxon, da un volantazo y cuando vuelve a mirar de nuevo, Frida desapareció.
Al llegar a su departamento, abre aún con las manos temblando, se le caen las llaves, azota la puerta. Detrás de ella, se sienta y como niño comienza a llorar.
─Me siento solo. –Habla en voz alta.
Se le antoja un cigarro. Qué odiosa forma de pensar que los problemas se van con el humo. Estás solo. Saca de su cajón prohibido un cigarro casi rancio que huele diferente, sabe diferente y lo hace sentir mejor. Como un ritual, se sienta como escondido, detrás del sillón de la sala, mira la escuálida ventana. Nunca le había dado más de dos fumadas sin sentirse culpablemente intoxicado. Hoy se acaba la ración que le quedaba, hasta que sus angustias escapan con la verde respiración.
Los días del fin de semana suceden uno tras otro con flojera. Las horas son largas, como si el reloj quisiera retroceder en vez de avanzar. Eduardo no sale estos días, sólo encarga comida en su departamento y mira sin ver películas. A veces hojea con cuidado el libro de las cartas. Le la miedo llegar a la cuarta. Las otras tres ya las sabe de memoria. Imagina al hombre torturado lejos de su amada, se imagina a si mismo con tanta fuerza en la corte, que sueña con ello.

Por allá los veo...

A las 17:00 "Innombrable Fantasía"

:)

Del cuaderno de notas 2006.

Sin quererlo me interno en un bosque de sueños en donde no has de llegar dormido a mi esperanza.Y si la luna pudiera entremezclarse con mi grito y ofuscar tus miedos con este olvido de hiedra y vacíos que no te has de permitir escuchar.
Desmayo de ti, de tu olvido, de tu boca, de tu piel y mi pálido futuro. Muero de pasados.
Y si mi sueño venciera mis ojos, cerrando los párpados a mi inocencia, habla tú con las sombras, con las muertes que sepultaste. Que no se marchite este amor… que la luna lo vele en su entierro, que lo sepulte a tus ojos, en una tumba sin flores ni adornos. Que mis palabras callen sin mirarte. Que mis manos no escriban por ti, que mis sueños no velen tu andar. Que este encierro en mi ataúd se cambie por un vivir. Que deje de respirar tu amanecer y me coma tus recuerdos más profanos a mordidas. Que la tierra de mis mañanas se nutra con el polvo de tus huesos y exhume el cadáver de tu pasado para que mis gusanos te devoren y se alimenten del beso perdido de tu frente…Que mi cabeza no decaiga en tu hombro por una última vez. Que no exista esa última vez y que se entierre con tus palabras en mi ser. Que no resurjan, que se queden ahí, muertas, enterradas, sin vivir así como vivo hoy yo tanto de morir por ti.
No permitas, noche, que mi cabeza repose en su lecho. No me dejes soñar con su mirada perdida en la mentira… no me abandones a un recuerdo que no llegó a ser… no me tientes a sus manos ocultas en mi fría almohada. No lo permitas que viva en esta melancolía, que no se apropie de mi respirar. Que este vaho frío, pálido, solitario, escape por la ventana de aquel que se muere por no saber vivir, lo bese y regrese a mi convertido en memoria. No me desampares de sus letras, de su cadáver, de su piel, de sus días… Déjalo solo, más aún de lo que no se ha percatado que está. Déjalo sin mi vivir, que pruebe lo que es no tener mi lengua. ¿Qué es no tenerla? Sin el sabor dulzón de los recuerdos de un futuro, con un querer que no lo ha de querer más que los segundos que le pertenezca… que las bocas hablen, al fin que razón han de tener...