Estoy cansada.
Los días son una escuela de humildad.
Me duele la mano derecha por escribir tanto y mis cuadernos se quejan de lo mucho que apoyo la pluma en sus páginas. Una tras otra, letras y letras e historias, frases, notas, ideas que respiran y luego mueren en algún personaje que ha de sufrir y aún no lo sabe. Pobrecito. No sabe que todos somos un cuento y en el suyo, seré despiadada con él.
Tal vez sólo busco vivir a través de sus ojos, convertirme en un libro, tener sangre de tinta porque la roja no me gusta. He dejado mi vida en cada uno de ellos y mis personajes son honestos porque detrás de cada uno de ellos me confieso. Además estoy enamorada de dos que aún no ven la luz y siguen guardados en un cajón desde hace siete años. Estos que tengo ahora en mi cuaderno, apenas si saben que existen. En cambio, los conozco. Sé lo egoístas, amorosos, mentirosos o llenos de fantasía que pueden estar y sin embargo, aún cada día me sorprenden más. Los dejaré que vivan a su antojo, que hagan lo que quieran con sus vidas, yo mientras me sentaré a que me dicten cuál es su deseo de hoy, su más horrible pasión y junto con ellos, la disfrutaré sin culpa alguna...
Ayer, le comentaba a Né, mi mejor amiga, que nuestras vidas son una novela. Todas, la de ustedes, la mía, la del vecino, la del anónimo que lee esto contra su voluntad (porque se prometió a si mismo jamás volver a leerme, no lo dijo, pero lo sé.) Todos tenemos amores, lágrimas, vícios y cuando aquello se acaba, lo sublemamos, le dedicamos poesías, canciones, desvelos. Cambiamos un poco nuestra historia y ahí ya estamos creando. Enaltecemos nuestro dolor, todos somos una novela. Para sobrevivir en este mundo, tenemos que crear uno propio.
Tal vez si yo dijera la verdad, nadie me creería, sería algo así como: No, eso lo está inventando, a nadie pueden pasarle semejantes barbaridades.
Y si dijera la verdad en un libro. Si he dicho la verdad en un libro, es así: Qué buena imaginación, de dónde sacará todo esto?
Y si ustedes, cada uno, me cuenta su vida, aquel secreto que guardan, sus deseos, pesadillas, pasado... tal vez tampoco lo creería. Así pasa. Nunca terminamos de conocer a nuestra pareja, hijos, padres, amigos, etc. Cuando crees que ya sabes como es, zaz, te dan la sorpresa. Por eso me encanta la gente. Nunca dejará de sorprenderme. Para bien o para mal, todo es un aprendizaje... y si no, caes y caes y vuelves a caer hasta que aprendes.
En fin que este personaje (que soy yo pero no soy yo) caerá, va a sufrir, después gozará un poco y así, hasta que llegue el fin del capítulo que estoy escribiéndole para vivir. No para que él pueda vivir, sino para que yo pueda hacerlo.
Ustedes son también un personaje que han creado con nicks, perfiles, historias y anécdotas de sus vidas. ¿Qué le dirían a su escritor?
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