Collage
Hoy se lo dije y no me creyó. Lo leí en la forma como aventaba el humo del cigarro, como si le quemara y a mi me quemaba su voz. Esa apetitosa, mordisqueable, deseada voz.
Bostezos, espalda cansada, libros y libros. Mi recámara guarda mi vida. Esa frase es patética. Favor de abstenerse de leer lo que ya ha leído. Hoy en la mañana estaba inspirada. ¡No me molesten! Escritora trabajando… sonó a frase de construcción y muy mala por cierto. No me molesten. Subo mi jarra de agua, saco mis prohibidos cigarros de mi cajón lleno de cosas malas y odiadas por los doctores, le rezo a Tolkien para que me ilumine el camino, prendo mi computadora y una vela desgastada debajo de la imagen de un unicornio de cristal, trueno mi espalda, leo los dos últimos renglones de la novela y continúo… haber, ¿Qué haría el personaje si fuera yo? No, al revés. Un traguito de agua. ¡Callen al perro! Malú, ¿No te dije que estaba trabajando? No estás haciendo nada. ¡Claro que sí! Estoy escribiendo. Por eso, no estás haciendo nada –silencio- vine a decirte que ahorita vengo, voy a la tienda, ¿Quieres algo?. No. ¿Nada? No. ¿Segura?. Si. ¿Si quieres algo? ¡No! Porque luego ya no voy a regresar cuando quieras algo. Bueno, no regreses. ¿Qué escribes? Nada. ¿No que estabas escribiendo?
Cielos.
Trueno mis dedos, mi cuello, mi corazón cuando recuerdo a aquel… ¿Me habrá olvidado? No, que horror. ¿Qué haría el personaje en mi situación? Pero no es mi situación, es la suya… Dice tu hermana que si no quieres algo de la tienda. No mamá. ¿Qué haces? Trabajo. Ahhh. Trabajo. Oye, haber si ya recoges tu tiradero. Sí mamá. Fíjate que hace rato llamó tu abuelita, te dejó saludos. Ah, bueno. Hace rato podé el jardín, la ve la ropa, hice la comida, les pregunté que querían, pero nadie me contestó así que si no les gusta, pues no es mi problema, he estado pensando. Ahhh. He estado pensando que tengo ganas de irme de vacaciones con ustedes, pero ya nunca quieren salir conmigo, es que ya no les gusta, pero ni fueran sus amigos porque ahí si, pero como es la mamá pues ya no porque… Y su voz se fuga con mi inspiración momentánea debajo de la cama. Mi imaginación me ve y se burla con risitas duendescas mientras apago el monitor y veo fijamente a mi mamá. Ella también me ve y media hora después sale enojada porque no estoy haciendo nada y además no le puse atención. Me recuesto en mi cama, veo el techo y el atrapa sueños… ahora entiendo, ese aparatejo atrapó mis sueños y ahora no tengo. Sueño. Sueño. Estás dormida, en un paisaje con… haber el catálogo. Hoy le toca a… mmm… quién será bueno. Roberto. Naaaaa. Fue mi primer amor, ahora es un reconocido psicólogo… gay. ¿Ulises? No sabía que lo iba a ver. Lo extraño. No es cierto. No lo extraño, lo que pasa es que extraño extrañar a alguien que es diferente. Mi lista es extensa, sin embargo uno o dos son los que debería mencionar… creo que sólo he mencionado a dos así que mejor ahí la dejamos.
Ahí la dejamos? No. Ya no extraño extrañar... no quiero extrañar a nadie, a alguien... mejor estoy aunque no esté...
Cielos.
Es otro día. Anoche casi no dormí. Pero hoy lo haré. Quería salir, pero la inspiración me atrapó y no puedo dejar que me suelte. No hoy. Veo de reojo la novela que estoy escribiendo. Estoy enamorada de ella. Eso es malo, enfermizo, antitético… me encanta.
Estas letras hablan como yo, con mi tono de voz, ese tono serio, a veces agudo, fuerte, que fastidia a mi mamá. Amo a mi mamá. Es la papá que siempre quisimos tener. Hoy no me habla porque hace poco nos enojamos, pero ya pasará como ha pasado tantas veces.
Lo que me da miedo, miedo, es perder las ganas. Ganas de todo, de vivir, de escribir, de reír, de fantasear, de futuros. He andado muy melancólica estos días. Esperaba que se me pasara rápido, pero llevo así cerca de dos meses. Nunca me había durado tanto. Lo que pasa es que mi corazón capaz de inspirar a otros, dejó de inspirarme a mi. Ahora late porque es su trabajo, por inercia, por latir. Eso va para la novela porque es muy dramático. Carlos siempre dice que soy una dramática, y tal vez sí lo soy. Una “panchera”. Va más o menos así: “Lo supo desde el primer momento del último día que la vio: su corazón lo observaba desde el cuerpo vacío de vida, mirando a través de los ojos que le arrebataron… lo veía mientras latía por latir. Ese corazón que inspiró a multitudes, incapaz de inspirar la vida que sostenía… hueco, muerto, seco… lo vio y siguió latiendo por inercia.”